martes, 26 de julio de 2011

Amor por el mar


¿Dónde mejor desintoxicarse de un estres y una depresión que a la orilla del mar?
Si es cierto que el sonido de las olas al caer la noche me relaja y me ayuda a estar despierta para reflexionar sobre mis últimos acontecimientos, también es verdad que cierro un capítulo de mi vida para siempre.
Es como quiero y no puedo, porque nunca voy a tenerlo así como jamás podría soportar compartirlo.
Toda una maraña de pensamientos que me llevó a guardar un luto de tres días con sus lloriqueos incluídos me ha hecho reflexionar que nuestro amor por el mar y una persona maravillosa a su lado me ha apartado finalmente. Mi consuelo es que ahora está protegido, ubicado, ordenado en cierto sentido y no quiero volverlo a ver. Cierro esta etapa con paz interior agradeciéndole al mar la cura total que me ha regalado estos días.
Echo la vista hacia otros destinos.
Conservaré un erizo como único recuerdo.